¿Sabéis cuál fue el punto de partida de las sandalias menorquinas que hoy conocemos? Las menorquinas eran el calzado de los agricultores de la isla de Menorca, sandalias que hacían ellos mismo con trozos de cuero sujeto al tobillo con cuerdas… y para la suela utilizaban algo tan resistente y grueso como neumático de caucho. Ingenio al poder.

Las sandalias menorquinas, a pesar de su aparente sencillez, son toda una caja de sorpresas. ¿Y por qué comento esto? Porque el agujero delantero que lleva está pensado para la correcta respiración del pie, no para que los dedos sobresalgan por ahí. Así que si os probáis alguna en la que se lucen vuestras cuidadas uñas, no estáis ante unas auténticas menorquinas… o también puede ser que necesitéis alguna talla menos, aunque de eso ya os daréis cuenta ????

¿No os resulta fascinante ver como un producto tan tradicional ha llegado a convertirse en trendy cada verano? Os confieso que a nosotros si! Y no solo porque sea el producto utilizado por personajes tan dispares y emblemáticos con los miembros de la casa real o las protagonistas del papel couché de cada verano, sino porque en el vestidor del resto de los “mortales” siempre hay un lugar reservado para unas menorquinas cada verano.